A lo largo de nuestro día estamos recibiendo información de manera continuada. Al poner las noticias y ver el último atentado o accidente de avión, la última campaña de negacionistas impulsada en redes sociales por vete a saber quién, el mensaje reenviado del cuñado de turno por WhatsApp alertando de lo peligroso que es vivir, o la noticia del último asesinato que hemos leído esta mañana en el periódico.
Si estás enfermo, y buscas en Google los síntomas, es muy probable que llegues a la conclusión de que tienes cáncer.

¿Quiere decir esto que recibimos demasiada información? ¿O que debemos ser capaces de analizar cada noticia que recibimos?
Los medios de información
Los medios de información son una fuente de consumo (y entretenimiento) más. Como tal, deben atraer a sus consumidores. Basándose muchas veces en el impacto producido por el sesgo de negatividad, son conscientes de que las noticias narradas de forma impactante nos atraparán más y captarán nuestra atención.
Estos mensajes pueden alejarnos de las perspectivas, y dar más peso a las cosas de lo que se merecen. Cada vez que oímos sobre un nuevo accidente de avión, tendemos a pensar que estos son más frecuentes. Lo cierto es que la tasa de accidentes fatales para vuelos comerciales no ha dejado de mejorar en los últimos 20 años.
El sesgo de negatividad
El sesgo de negatividad o efecto negativo se refiere a que, a noticias de misma intensidad, reaccionamos con más fuerza a aquellas con connotaciones negativas, dándole menos impacto a la positiva.
Este sesgo es la explicación de por qué mucha gente suele decir a menudo «el mundo cada vez va a peor», cuando la realidad es que estamos mejor que nunca si nos atenemos a indicadores tan importantes como índice de pobreza, mortalidad infantil, esperanza de vida, guerras en activo, etcétera.
Esto lo comenta también Hans Rosling en su libro Factfulness. Este artículo que escribí en su momento habla un poco de ello.
El sesgo de negatividad también se da cuando cuando ganamos o perdemos dinero. Sentimos más la pérdida de haber extraviado 10 € que la intensidad con la que celebramos el haber ganado la misma cantidad(estudio).
Punto de saturación de datos
¿Puede el exceso de información llegar a ser contraproducente? Los datos y la información son fundamentales para tomar buenas decisiones en nuestra vida. Pero, llegados a un punto, la recopilación de estos puede empezar a ser más perjudicial que positivo.
En esta investigación lo evalúan desde el punto de vista de la medicina. Argumentan que hay más estudios que nunca, pero que muchos de estos no cumplen con la calidad o con los estándares adecuados, por lo que, si no se le aplica un buen criterio, puede ser más contraproducente que efectivo este exceso de información.
Es complicado hablar de un punto de saturación determinado, porque este debería poder ser medido, pero sí que es importante aplicar una vez más el sentido común para saber hasta que punto nos merece la pena enterarnos de todo lo que pasa en el mundo.
Pensamiento crítico y diferenciar la señal del ruido
El pensamiento crítico es la capacidad para poder diferenciar la señal de todo el ruido que recibimos. Como dice el economista y ensayista (entre otras cosas) Nassim Taleb en su libro Antifrágil, «cuantos más datos miremos, más desproporcionada será la cantidad de ruido que obtengamos (en lugar de lo valioso, la señal) y mayor será la proporción entre ruido y señal».
Los partidos políticos se aprovechan de este ruido para que mucha gente no pueda ver la señal. Por desgracia, cada vez más personas (posiblemente con poco pensamiento crítico) compra estos argumentarios y no reflexionan sobre si el contenido del mensaje es verídico o no.
Nótese que he tratado de poner dos ejemplos de diferentes ideologías en las que entiendo que no es la mejor manera de exponer los hechos al tratar de generar un ruido en dos noticias diferentes. Quizás haya mejores ejemplos, no pretendo entrar en esos debates con este artículo.
Conclusión
Con los ritmos de vida que solemos llevar, es complicado hacer un parón y pensar si la información que acabamos de recibir es veraz por completo (puede tener parte de veracidad, pero quizás hayan matices que estamos dejando pasar por alto) o no. Aún no siendo un bulo, la manera de presentarla (y recibirla) es importante a la hora de darle un nivel de impacto en nuestra vida.
En estos tiempos de pandemia creo que esto es más importante que nunca. Con la situación evolucionando prácticamente en cuestión de días, debemos tener la mente sosegada y valorar la intensidad de la noticia en cuestión. No digo que debamos relajarnos, porque la situación es crítica, pero sí debemos asumir que la pandemia durará -según los expertos- un tiempo prolongado y que seguirán existiendo contagiados y algunos (esperemos que cada vez menos) pacientes críticos.
Quizás debamos plantearnos «bajar una marcha» y entrenar nuestro criterio a la hora de procesar nueva información, quitando el piloto automático y reflexionando si nos podemos fiar y, en base a eso, calibrar nuestra reacción.