El coste de oportunidad, en economía, es el valor de la mejor opción a la que renuncias. Es decir, se podría definir como lo que estás dejando de ganar al tomar la decisión entre dos opciones.

Esta definición se basa en que los recursos (tu tiempo, dinero y tu energía) son finitos. Por tanto debes gestionarlos con la mayor eficiencia posible.

De ahí que sea interesante que introduzcas el concepto de coste de oportunidad en tu vida normal. Y no estoy hablando solamente de la definición económica.

Ejemplos de coste de oportunidad

Si aún no te queda claro el papel que puede jugar el coste de oportunidad en tu vida, piensa en el siguiente ejemplo:

Terminas la carrera y te estás decidiendo si empezar a trabajar o ponerte a estudiar inglés. Si decides lo primero, tendrás que tener en cuenta que estarías renunciando a posibles trabajos futuros donde se necesite hablar perfectamente inglés. Tu coste de oportunidad sería pues el salario y las condiciones que pudieras obtener teniendo un idioma adicional en tu currículo.

Si, por el contrario, eliges lo segundo (aprender inglés), tendrás que ser consciente que estás renunciando a un salario durante el tiempo que estés aprendiendo. Ese será tu coste de oportunidad.

Otro ejemplo válido podría ser si debes decidir si ir al trabajo caminando (30 minutos) o ir en coche (10 minutos). El coste de oportunidad en tiempo si vas caminando es que tendrás que emplear 20 minutos de más en llegar a la oficina. Sin embargo, si eliges ir en tu vehículo, el coste de oportunidad será el dinero que tendrás que emplear para combustible y que dejarás de ahorrar, el desgaste del vehículo, el posible estrés adicional por los atascos y además una posible renuncia a un beneficio de salud por dejar de caminar 30 minutos al día.

Si eliges dedicar tu vida al trabajo por completo, el coste de oportunidad será que dejarás de ver a tus amigos y a tu familia tanto como quisieras.

Es decir, debemos ver el coste de oportunidad como algo más allá del coste económico.

Toma de decisiones

En todo momento estamos tomando decisiones. Hasta cuando no lo hacemos lo estamos haciendo (hemos decidido en ese caso no elegir). Tu vida dependerá de las que tomes. Y no solo, digamos, las decisiones importantes como pueden ser estudiar o trabajar. También son las pequeñas decisiones diarias las que influyen cómo será nuestra vida.

Esas pequeñas decisiones son las que determinan cómo será nuestro día a día y, a medio y largo plazo, cómo será nuestra vida.

¿Estás dedicando tu tiempo y energía en lo que quieres realmente?

Para saberlo, te aconsejo que hagas una auditoría de tiempo. Hay una enorme diferencia en cómo nosotros percibimos la manera en la que estamos empleado nuestro tiempo, y cómo lo estamos haciendo realmente.

Una auditoría de tiempo te ayuda precisamente a identificar esas diferencias. Apunta en una hoja primero en qué te gustaría emplear tu tiempo (o en qué crees que lo estás empleando), y dale un prioridad (del 1 al 3, por ejemplo) y un porcentaje de tu tiempo semanal.

Una vez tengas esto, y durante una semana, registra cada 30 minutos en qué has empleado tu tiempo. Si ha sido trabajando, con amigos, jugando a videojuegos, o en lo que sea que lo emplees. Es muy probable que te lleves una sorpresa y te des cuenta que estás lejos de tus deseos.

La parte positiva es que tienes identificado qué quieres hacer y qué es lo que estás haciendo ahora mismo. Si quieres cambiar esto, tendrás que emplear una estrategia, al igual que las empresas.

La estrategia

Las empresas tienen estrategias a corto, medio y largo plazo. Los directivos visualizan donde quieren tener a la empresa dentro de X años, y basan sus decisiones con estos objetivos en mente. Tú debes hacer lo mismo. Si tienes un trabajo con el cual no estás contento, y quieres avanzar, tendrás que buscar la manera de formarte o de diferenciarte.

Ya sea para estudiar y conseguir un mejor trabajo, ponerte en forma, dejar de hacer cosas que consuman tu tiempo, o cambiar de hábitos, debes planificarte y distribuir tus recursos (tiempo, energía y dinero) con tus objetivos en mente.

Debes cuantificar el tiempo que tienes disponible, y repartirlo. Guarda tiempo para tu pareja, familia o amigos y para hacer las cosas que te apetecen (deporte, tu hobby o ver series).

En mi caso uso un calendario y asigno periodos de tiempo repartidos durante el día.

Conclusiones

Al igual que con cualquier proyecto, debes tener unos objetivos en mente y analizar si las cosas que estás haciendo te están acercando o alejando de estos. Si quieres aprender un idioma, pero todo el tiempo que tienes libre lo dedicas a tomar cervezas con tus amigos, obviamente te estás alejando (a no ser que decidas tomarte unas cervezas en algún bar de intercambio de idiomas, y puedas beber y practicar el idioma a la vez).

Lo que es importante asimilar es que quizás las pequeñas decisiones por sí solas no tienen impacto alguno en tu vida, pero si las miras en conjunto sí que lo tendrán a la larga. 30 minutos de prácticas al día te pueden hacer dominar un tema pasado un año. Es la constancia y la adopción de buenos hábitos lo que te hará mejorar.

Tal y como dijo Randy Pausch (aquí puedes ver su vídeo de ‘La Última Lección’), la pregunta que debes hacerte con frecuencia es: «¿estás empleando tu tiempo en las cosas correctas? Porque el tiempo es lo único que tienes».


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