
A colación de los terribles acontecimientos que está asolando el mundo con la pandemia del coronavirus COVID-19, y en base a las noticias e información que nos llega a diario, he llegado a las conclusiones que expongo en este artículo.
Me considero una persona positiva. Así que, incluso en esta situación difícil que estamos vivienda, he tratado también de sacarle su lado bueno, así que también voy a incluirlas al final.
Conclusiones de la situación
El mundo está más globalizado que nunca. A día de hoy, una crisis que comenzó en una remota región de China, llamada Wuhan, se ha extendido de manera imparable por el resto del mundo. Debemos pensar global más que nunca.
Hay mucha gente que es inconsciente (y gilipollas). Por suerte, hay otros muchos que tienen un gran sentido de la responsabilidad y cumplen con todo lo que nos recomienda la OMS y las autoridades de nuestros respectivos países.
Más que nunca, los países tendrán que unirse para colaborar. Y no para competir. Debe existir un sistema sanitario internacional que sea capaz de detectar otra epidemia de esta magnitud antes que se expanda. La eficiencia de los médicos deber ser igual en Sierra Leona, que en Estados Unidos. Para ello hará falta mucha cooperación internacional. No lo digo yo, lo dice esta experta.
Nos hemos dado cuenta que a veces hay que pecar de exceso de prudencia, a pasar por alto ciertas amenazas. Hay que actuar rápido. Lo dice este experto en epidemias y emergencias sanitarias. «Si necesitas estar en lo correcto antes de moverte, no ganarás nunca».
Necesitamos más que nunca la tecnología. En Korea del Sur desarrollaron una aplicación para lograr frenar la expansión del coronavirus por todo el país. Y lo consiguieron.
Las cadenas de suministro de todo el mundo deben estar preparadas para estos caso excepcionales. En estos momentos en Europa hay escasez de mascarillas y material de protección para el personal sanitario. Ahora mismo las fábricas de China y de muchos países están trabajando a destajo para poder abastecer al resto de la población. Deberían existir planes de contención para reducir drásticamente los plazos de aprovisionamiento de esto materales.
Cosas positivas
Si bien es difícil encontrar cosas positivas en este momento, cuando están muriendo miles de personas y tenemos muchos sistemas sanitarios al borde del colapso, he querido buscar cosas buenas dentro de todas esas noticias pesimistas.
A pesar de la evidente falta de recursos, debido a la excepcionalidad de la situación, en España tenemos un sistema público sanitario más que excelente. Lo mejor, sin duda: el personal sanitario.
No obstante, en este punto hay mucho que mejorar. Ya el gobierno ha tomado el mando de las clínicas privadas, pero es necesario que cuando esto pase se depuren responsabilidades y haya una auditoria al milímetro con el fin de reducir los conciertos privados y conseguir un sistema más eficiente. Además, estamos llegando ahora mismo al borde del colapso y de nuestra capacidad en camas de cuidados intensivos.
Todos y cada uno de nosotros, tras de este periodo de cuarentena en casa, volveremos a apreciar como nunca antes lo hemos hecho el contacto social. Apreciaremos lo que es volver a estar cerca de la familia y amigos, y poder dar un abrazo a nuestros seres queridos. Quizás muchos se den cuenta que el sentido de la vida no es solo trabajar, y permanecer horas y días fuera de casa. Y que las cosas más sencillas son las que le dan sentido a todo esto. Como bien dice la frase: «Ayer éramos ricos y no lo sabíamos».
Hemos visto grandes actos de solidaridad con los más necesitados. Incluso instituciones como la UNESCO han liberado sus documentos digitales para que todo el mundo pueda consultarlos en este periodo de confinamiento. También hemos podido ver como un grupo de ‘makers’ se ha unido para ayudar a fabricar respiradores y mascarillas sin ánimo de lucro.
La contaminación se ha visto reducida de manera drástica tras solo unos días de reducción de turistas en diversas partes del mundo y de desplazamientos. Solo hay que ver cómo está Venecia ahora mismo. Somos un depredador para el planeta. Quizás esta situación nos haga reflexionar y entendamos que debemos vivir en armonía con nuestro hogar.
En muchos países (no así en algunos otros) se ha antepuesto la colaboración y el bienestar colectivo a las pérdidas económicas.
Se endurecerán los controles para evitar el consumo de animales salvajes. Se sabe que esta pandemia se originó en un mercado de animales de Wuhan. Los gobiernos tendrán que hacer controles más estrictos para minimizar la posibilidad de que ocurra otro caso similar. Aunque es tarea complicada.
Después de esto, los países se darán cuenta que tendrán que invertir más en la ciencia e investigación. Seguirán surgiendo epidemias como estas. Tendremos otras muchas consecuencias debido al deterioro que está sufriendo el planeta por nuestra acción. Y los países deben estar preparados para ello.
Los delitos en España se han reducido en un 50%. Parece que el hecho de que no haya apenas gente en la calle está ahuyentando a los delincuentes.
La mayor parte de la gente con COVID-19 se recuperará. Se estima que en torno al 99% de la gente afectada sobrevivirá. Los números desorbitados que estamos viendo son debido a malas gestiones (falta de distanciamiento físico social a tiempo, desinformación de lo que se debe hacer, etc.), al colapso del sistema sanitario, y a la falta de conocimiento de procedimientos para atacar directamente esta pandemia. Aún así, parece que el número de fallecidos fuera de las regiones de alto riesgo está en torno al 1%, frente al 90% del ébola -que acaba sin contemplación con la vida de las personas-, al SARS (11%), o al MERS (34%). Aunque sigue siendo más alto que la gripe estacional (0,1%).
Parece que los niños apenas se ven afectados por el virus. Al menos, si se contagian, parece que pasan la enfermedad de una manera mucho más leve. Esto es algo raro, pues normalmente la gripe golpea peor a la gente mayor y a los niños. Aún no se sabe por qué, pero tenemos que estar agradecidos por ello.
Al menos tenemos internet. Gracias a esta tecnología podemos seguir conectados con nuestros seres queridos. Podemos aprovechar para informarnos, para entretenernos y estudiar.
Estaremos mejor preparados para la siguiente epidemia. Aunque esto no se puede decir con garantías, porque la naturaleza es muy caprichosa. Pero todo indica a que haremos mayores esfuerzos y deberíamos estarlo.
El COVID-19, con el paso del tiempo, se volverá menos letal. Esto es debido a que al virus no le interesa matar al hospedador, sino perpetuarse en él para poder seguir coexistiendo. Para ello irá evolucionando buscando el equilibrio evolutivo y terminaremos conviviendo con él.
Crecerá (y esto lo espero de verdad) la empatía con las personas que viven permanentemente en situaciones parecidas a la que estamos viviendo nosotros en este mismo momento. Ha bastado el inicio de la alarma social, para que la gente corriese al supermercado a comprar víveres. Y vivimos en un país en el que este tipo de crisis no azota a la población como podría hacerlo una en África, por ejemplo. Espero que entendamos ahora un poco más a la gente que huye de sus casas para ponerse a salvo, y que ayudemos un poquito más.
Conclusiones
Sin duda son malos tiempos. Los hemos tenido peores en la historia de la humanidad, pero no quiere decir que esta crisis que estemos viviendo sea un asunto menor. Estamos viviendo una de las peores pandemias de la historia. Y solo nos queda unirnos como sociedad y comportarnos responsablemente para proteger a los más vulnerables. Como en otros momentos difíciles de la historia, saldremos adelante y seremos más fuertes.